Hola de nuevo. Has tocado un tema que, de manera directa, influye en mí, el de la educación. Lo has tocado y, de paso, has tocado también de una manera especial y sensible mi corazón. ¿Recortes en educación respecto a unos cuantos años atrás? No sólo en educación, podríamos decir en casi todas las necesidades primarias: calzado, vestimenta, alimentación…
La época a la que aludes en tu escrito fue carencial también en eventos culturales y, sin embargo, muchas personas que trabajaron con ahínco y tesón salieron, como bien dices, adelante, ávidos de seguir aprendiendo y aprehendiendo. No me tocaron esos años directamente, pero los conozco por múltiples referencias directas y por la comunicación oral muy cercana. Además, todo está escrito y relatado, pudiendo echar mano de experiencias e historias paralelas que han sido vividas en primera persona. Quizás por eso, por tener esas experiencias tan cerca, no dejo de solidarizarme con las personas que lo están pasando mal en estos momentos. No me resulta ajeno el sufrimiento de los demás, por eso me pongo en esos pies descalzos o, en el mejor de los casos, calzados con alpargatas.
De acuerdo, por algún lado tenía que estallar y ahora tenemos las consecuencias de haber “tirado la casa por la ventana” y además, si podía adquirir otra superior, mejor que mejor… En la fábula clásica, la zorra, cuando no alcanzaba a las uvas decía que estaban verdes. En los últimos tiempos, así se despellejan las patas, se ha subido a por las uvas. Y así nos ha ido. Este símil me vale en la medida en la que se ha ido imponiendo una cultura de consumo en el “aquí y ahora”. Y además si le puedo superar al vecino, tanto mejor. Así las cosas, y generalizando un poco todo este derroche, lo que ha supuesto a niveles económicos ha sido el “tanto tienes, tanto vales”. Y sin embargo no ha habido interés en potenciar la cultura, el saber, el aprendizaje, la cultura de la moderación, la autenticidad, las experiencias gozosas a otros niveles… Escuchar, escuchar, escuchar… oír y escuchar, oír, escuchar y reflexionar… Tal vez por eso la cultura de la radio sea más representativa de los valores perdidos y que debemos recuperar. En la radio es imposible mantener la atención, como hace la caja tonta, con ciertos programas que han influido negativamente en este estado de cosas, donde los valores, paradójicamente, ocupan el último lugar en la escala de valores. Vivimos en un mundo disparatado en el que se aplaude, se jalea y se incentiva a las personas que mayores disparates realicen. Los otros, los que han ido construyendo con su propio esfuerzo personal, con su inteligencia y buen hacer parte de nuestra sociedad, parece que no se merecen ser tenidos en cuenta, habida cuenta que es ésta una sociedad muy dada a ensalzar lo mediocre y banal, o por lo menos ahora en estos tiempos que nos ha tocado vivir
¿Y qué es la mediocridad? A mi parecer es conformarse con una existencia de imitación e hipocresía que a su vez lleva a una existencia de insatisfacción personal ulterior. Se pretende luego sustituir esta insatisfacción por objetos y cosas. Cuestión de prioridades, claro está.
En algún lado leí también que la vida era similar a una empresa. Ésta tiene unas ganancias, unos costos. Si las ganancias son mayores que los costos, entonces la vida tendría una cierta utilidad. Por eso, y en mi opinión, el ser humano desearía ese estado de plenitud y equilibrio como algo que sería el ideal para alcanzar y lograr un cierto bienestar personal. Nuestra cultura ha potenciado muchísimo más el gasto de dinero en cosas superfluas que en verdaderas experiencias de vida como podría ser por ejemplo, los viajes que abren la mente a un sinfín de culturas y expectativas, los encuentros culturales que te enriquecen a nivel personal y social, los cursos, las clases… Al final lo que le importa al ser humano es ser feliz con lo que tiene entre manos y goza con ello.
Me gustaría recordar un programa de “Informe Semanal”, que es de los pocos programas que sigo en TV con asiduidad. En ese programa se hablaba de Corea del Sur. Cómo a través de la educación y durante años logró resurgir después de una gran guerra. El gobierno se lo impuso como tarea primordial. Y lo logró. Sus estudiantes son los que más rendimiento obtienen en las evaluaciones internacionales. No obstante, a raíz de la competitividad que surge en este modelo educativo, aparece la paradoja de que el gobierno se está planteando ahora hacer una reforma en educación ya que, pese a que ese nivel educativo había contribuido al desarrollo del país, sus estudiantes estaban llegando a unos niveles de competitividad, de estrés y de suicidios altos. No son felices por el alto grado de presión y ansiedad al que son sometidos. Este tipo de competitividad, de rivalidad, no hace más felices a los humanos y , aunque el país (Corea del Sur) haya salido adelante, ahora el gobierno está en la tarea de cambiar el planteamiento educativo en pos de una sociedad surcoreana más equilibrada, más feliz, sin dejar de seguir produciendo, seguir siendo rentables y ayudar al país a seguir desarrollándose.
En el término medio estaría ese equilibrio, y es tarea educativa lograr adecuar el conocimiento, con la rentabilidad y con la satisfacción personal. Y esto a costa de no tener que identificar despilfarro con felicidad. ¡Tarea difícil, dado que las malas mañas son difíciles de erradicar! Pero también los modelos a imitar van creando escuela. Tenemos mucho que reflexionar aún en nuestro país, ¿no te parece? Un saludo.