Hola Enrique. No creas, yo también tengo ganas de saber cómo es esa bodega por dentro. Descubrirla y descubrir su entorno. Aunque puedo imaginarlo. Algún día iré y la buscaré. Pediré permiso y, si me lo otorgan, penetraré a través de los portones. Esto será de verdad ¿eh?. No sabes bien lo que me costó que apareciera el gato... je, je. Desde un teatrillo improvisado hasta captar la atención de Paula, que no se apartaba del frente de la pintura. Difícil de convencer...ya que por entre los portones era por dónde "tenía" que salir, según sus expectativas.
Enrique, no me dedico a la pintura de manera profesional. Decirte que soy una aprendiz. Cómo lo soy también en el mundo de la informática. Una aprendiz de todo lo que me motiva y me gusta. Ya me hubiera encantado a mí haber vivido en la época del Renacimiento y sobre todo haber coincidido con Leonardo da Vinci... por aquello de los inventos, de la filosofía, el humanismo, la pintura, la arquitectura, la botánica... todo un compendio de saberes.
Te agradezco esas buenas palabras que has tenido con respecto a lo publicado. Lo mejor es cuando uno siente que uno debe hacer lo que le sale de dentro, de una manera positiva. Y así es cómo uno se "con-mueve". O sea, uno se mueve con la pintura, con la escritura, con un artículo que alguien publica y que le llega a uno y lo hace reflexionar, con ayudas recibidas desde una web para solucionar dudas... en fin una serie de cosas que están ahí para recoger.
Y si, a Paula le costó un poco entender que al final el gato "decidió" otra cosa... pero eso, Enrique, te lo cuento en otra historia.
Encantada de que te haya gustado. Saludos.